Página:La Isla del Tesoro - Caballero 1901.djvu/188

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido corregida
175
COMO TERMINÓ LA PELEA

nuevo por un costado, muy pronto nos acostumbramos á esa especie de broma pesada y no hicimos más caso de ella que lo habríamos hecho de una partida de vilorta.

—Me ocurre una buena idea, dijo el Capitán. El bosque frente á nosotros está bastante claro; la marea ha dejado un buen espacio en seco y á la hora de ésta nuestras provisiones están ya probablemente en descubierto. Creo que si algunos de los nuestros se prestaran á hacer una pequeña salida con ese objeto, podríamos recobrar parte de nuestra carne salada.

Gray y Hunter se ofrecieron desde luego, y, muy bien armados, salvaron la empalizada. Su misión fué, sin embargo, inútil. Los rebeldes eran más intrépidos de lo que creíamos, ó tenían más fe de la que se merecía en su artillero Hands, porque el hecho es que ya cinco ó seis de ellos estaban muy ocupados sacando nuestras provisiones del fondo del serení y trasladándolas á uno de sus esquifes que estaba allí cerca, mantenido contra la corriente por el manejo constante de un remo. Silver estaba en la popa al mando de las operaciones, y cada uno de sus hombres aparecía ya provisto de su mosquete correspondiente, tomado de algún oculto arsenal de ellos mismos.

El Capitán se sentó para escribir en su diario de á bordo, y he aquí el principio de lo que trazó en él:

“Alejandro Smollet, Capitán; David Livesey, médico de á bordo; Abraham Gray, carpintero de la goleta; John Trelawney, propietario; John Hunter y Ricardo Joyce, criados del propietario, que no son marinos; estos son los que se conservan leales de toda la gente embarcada á bordo de La Española; tenemos víveres para diez días á raciones cortas; hemos desembarcado hoy é izado luego la