2 Bien sabeis que de aquí á dos dias debe celebrarse la Pascua, y que el Hijo del hombre será entregado á muerte de cruz.
3 Al mismo tiempo se juntaron los príncipes de los sacerdotes, y los magistrados del pueblo, en el palacio del sumo pontífice, que se llamaba Caiphás;
4 y tuvieron consejo para hallar medio cómo apoderarse con maña de Jesus, y hacerle morir.
5 Y de miedo de que se alborotára el pueblo, decian: No conviene que se haga esto durante la fiesta.
— 6 Estando Jesus en Bethania, en casa de Simon el leproso,
7 se llegó á el una muger con un vaso de alabastro, lleno de perfume ó ungüento de gran precio, y derramólo sobre la cabeza de Jesus, el cual estaba á la mesa.
8 Algunos de los discípulos al ver esto, lo llevaron muy á mal diciendo: ¿A qué fin ese desperdicio,
9 cuando se pudo vender esto en mucho precio, y darse á los pobres?
10 Lo cual entendiendo Jesus, les dijo: ¿Por qué molestais á esta muger, y reprobais lo que hace, siendo buena, como es, la obra que ha hecho conmigo?
11 pues á los pobres [1] los teneis siempre á mano; mas á mí no me teneis siempre.
12 Y derramando ella sobre mi cuerpo este bálsamo, lo ha hecho como para disponer de antemano mi sepultura.
- ↑ La voz griega πτωχός mas bien significa aquí necesitado que pordiosero.