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CAPÍTULO VIII.

43 Respondió Simon: Hago juicio que aquel á quien se perdonó mas. Y díjole Jesus: Has juzgado rectamente.

44 Y volviéndose ácia la muger, dijo á Simon: ¿Ves á esta muger? Yo entré en tu casa, y no me has dado agua con que se laváran mis pies; mas esta ha bañado mis pies con sus lágrimas, y los ha enjugado con sus cabellos.

45 Tú no me has dado el ósculo de paz; pero esta desde que llegó, no ha cesado de besar mis pies.

46 Tú no has ungido con oleo ó perfume mi cabeza; y esta ha derramado sobre mis pies sus perfumes.

47 Por todo lo cual te digo, que le son perdonados muchos pecados, porque ha amado mucho. Que ama ménos aquel á quien ménos se le perdona.

48 En seguida dijo á la muger: Perdonados te son tus pecados.

49 Y luego los convidados empezaron á decir interiormente: ¿Quién es este, que tambien perdona pecados?

50 Mas él dijo á la muger: Tu fé te he salvado; véte en paz.

CAPÍTULO VIII.
Parábola del sembrador. Luz sobre el candelero. Ejerce Jesus su imperio sobre el mar, sobre los demonios, sobre una enfermedad incurable; y sobre la muerte, resucitando á la hija de Jairo. (Matth. 5, 8, 9, 10, 12, 13, 16, 25. Marc. 3,4, 5. Joann. 12.)

1 Algun tiempo despues andaba Jesus por las ciu-