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CAPÍTULO IV.

6 En este sentido David llama bienaventurado al hombre á quien Dios imputa la justicia sin mérito de las obras, diciendo:

7 Bienaventurados aquellos, cuyas maldades son perdonadas, y cuyos pecados están borrados [1].

8 Dichoso el hombre á quien Dios no imputó culpa.

9 ¿Y esta dicha [2] es solo para los circuncisos? ¿no es tambien para los incircuncisos? Acabamos de decir que la fé se reputó á Abraham por justicia

10 ¿Y cuando se le reputó? ¿despues que fue circuncidado, ó antes de serlo? Claro está que no cuando fue circuncidado, sino antes.

11 Y así él recibió la marca ó divisa de la circuncision [3], como un sello ó señal de la justicia que habia adquirido por la fé, cuando era aun incircunciso; para que fuese padre de todos los que creen sin estar circuncidados, á quienes se les reputase tambien la fé por justicia:

12 como asimismo padre de los circuncidados, de aquellos, digo, que no solamente han recibido la circuncision, sino que siguen tambien las huellas de la fé que tenia nuestro padre Abraham, siendo aun incircunciso.


  1. Psalm. XXXI. v.1. Por habérselos perdonado todos graciosamente.
  2. Esto es, la dicha de estar justificado graciosamente por Dios.
  3. Véase Circuncision.