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CAPÍTULO I.

amonestaciones, mientras estoy en este cuerpo mortal como en una tienda de campaña;

14 estando cierto de que presto saldré de él, segun me lo ha significado ya nuestro Señor Jesu-Christo.

15 Mas yo cuidaré de que aun despues de mi muerte, podais con frecuencia hacer memoria de estas cosas.

16 Por lo demás, no os hemos hecho conocer el poder y la venida de nuestro Señor Jesu-Christo, siguiendo fábulas ó ficciones ingeniosas, sino como testigos oculares de su grandeza [1].

17 Porque al recibir de Dios Padre aquel glorioso testimonio, cuando desde la nube en que apareció con tanta brillantez la gloria de Dios, descendió una voz que le decia: Este es mi Hijo amado, en quien estoy complaciéndome, escuchadle;

18 nosotros oimos tambien esta voz venida del cielo, y vimos su gloria, estando con él en el monte santo del Thabor.

19 Pero tenemos todavía el testimonio mas firme que el nuestro, que es el de los Profetas; al cual haceis bien en mirar atentamente, como á una antorcha que luce en un lugar oscuro, hasta tanto que amanezca el dia [2], y la estrella de la mañana nazca en vuestros corazones:


  1. En su trasfiguracion gloriosa.
  2. De la gloriosa eternidad ó vision clara de Dios, y quede desvanecida la nube de la fé.