oye alapóstol cómo reprende las monstruosas torpezas de las mujeres que immutaverunt naturalem usum in eum usum qui est contra natura, principalmente porque no nos referimos á tan abominable liviandad, sino que explicamos como nos es posible los afectos y pasiones de la humana generación, huyendo y excusando palabras deshonestas y torpes.
CAPÍTULO XXIV
▾ Engendrara, pues, el varón y concibiera la mujer cuando fuera y cuanto fuera menester con los órganos genitales, movidos por la voluntad y no estimulados por el apetito torpe. Porque no sólo movemos á nuestro albedrío los miembros que tienen sus músculos y huesos, como son los pies, las manos y los dedos, sino que también los que constan de blandos nervios cuando queremos, los movemos sacudiendo, y los alargamos extendiendo, y los doblamos torciendo, y los endurecemos encogiendo y apretando, como sucede con los que en la boca y en el rostro mueve la voluntad cuanto puede. Los mismos pulmones que, fuera de las médulas, son las partes más muelles y blandas de todas las interiores, y, por tanto, estan guardados y murados en la caverna del pecho para alentar y respirar, para emitir la VOZ Ó para modificarla, á manera de fuelles de fragua ó de órgano, sirven al albedrío y voluntad del que sopla, respira, habla, clama ó canta. Nada diré de los anima-