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San Agustín

bre mi túnica echaron suertes»; cuya profecía, del modo que se cumplió, lo dice la historia evangélica. Entonces se dejan entender también las demás maravillas que allí se expresan con menos claridad cuando convienen y concuerdan con las que con tanta claridad se nos han manifestado, principalmente porque las que todavía no han pasado, no sólo las creemos, sino que presentes, las vemos. Así como se leen en el mismo Salmo tanto tiempo antes profetizadas, así las vemos ya presentes y que se cumplen por todo el mundo; porque en el mismo Salmo, poco después dice (1): «Se acordarán y convertirán al Señor todos los confines de la tierra, se postrarán en su acatamiento y te adorarán todas las familias de las gentes, porque el Señor es el reino y él ha de tener el dominio y señorío sobre todas las naciones».



CAPÍTULO XVIII

De los Salmos 3, 40, 15 y 67, donde se profetiza la muerte y resurrección del Señor.


También hallamos en los Salmos la profecía de la resurrección del Señor; porque ¿qué otra cosa es lo que se canta en nombre de Cristo en el Salmo 3: «Yo dormí, tomé el sueño y me levanté, porque el Señor me recibió y amparo?» ¿Acaso hay alguno que pretenda ser tan igporante que se persuada que nos quiso el profeta vender como por un admirable arcano, que se durmió y se levantó, si este sueño no fuera la muerte y el despertar no fuera la resurrección; la cual convino que, por este .

(1) Salmo 21.