rada como diversa de la que al hombre correspondía y casi exclusivamente dedicada á las llamadas "artes de adorno", cuando alguna se la daba; hoy, tiende á ser exactamente la misma que la del hombre, en el sentido de la enseñanza.
Insensiblemente, la transformación ha sido grande. ¿Cómo ha sucedido esto; cuáles sean todavía las reivindicaciones legítimas que se proclaman, y cuál es el estado actual de la cuestión femenina? Tal es lo que desearía acentuar, para apreciar las ventajas ó inconvenientes de la evolución que presenciamos, y que tiende á modificar el tipo femenino legado por las edades.
En todas las épocas, la mujer se ha distinguido por sus cualidades, y el mismo paganismo, eminentemente antropomorfista, tuvo que dar sanción solemne á ese hecho, al poblar su empíreo con diosas de todo punto iguales á sus dioses. La historia recuerda los