una maléfica, su perdición : como una ironía á la dependencia humillante en que las leyes y las costumbres la han tenido, la mujer se ha vengado finamente ejerciendo siempre una influencia decisiva.
El movimiento propiamente "femineista", arranca desde mediados del siglo XVII, como aspiración vaga y utópica; y hace crisis en los albores de la revolución francesa, por más poco simpático que sea el recuerdo de las tricoteuses de entonces, y de los batallones capitaneados por aquella bella é iluminada Théroigne de Méricourt. Toma un aspecto doctrinario, en 1797, en los escritos de la inglesa Mary Wollenstonecraft; la cual, previendo el porvenir, trazó un cuadro de las reivindicaciones femeninas de la época, que hoy día se encuentran realizadas casi en su totalidad. La revolución europea de 1848 provocó un movimiento " femineista " considerable: clubs y periódicos fueron fundados para acordar á la mujer los mismos derechos que al hombre, degenerando, desgraciadamente, dicha propaganda en aquellas tropas de vesuvia-
