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TÁCTICA

Cien jinetes dirigidos por el del bigote gris, arrebataron en un repelón casi todas las mulas, internándose al bosque.

Pero ante la tropa regular, los asaltantes, al fin, cedían. Contenta de hallarlos á pie, aguijoneándola la previsión del triunfo y al par la reacción del percance, hundía como un tridente sus tres regimientos en la hueste patriota. No valoraba casi la pérdida de sus cabalgaduras, improvisando con las restantes un escuadrón, y el combate se dilataba en las primeras sombras, convirtiendo el valle en volcán.

La línea gaucha retrocedía sin deshacerse, replegándose más bien. Entonces los realistas despejaron su frente á cañón. Un trueno dominó la crepitación del tiroteo; y á poco, estrepitosas griterías festejaron el rasgón de lienzo con que la bala hendió la masa rebelde.

Ante tal peripecia que decidía el combate, ésta se detuvo. Sus veintidós carabineros, mandados por el hombre de la barba, alineáronse como protegiendo. Retumbó otro cañonazo. Fuego! gritó el hombre; ardió la pólvora, y veintidós listas de llama rayaron la oscuridad.

Entonces la montonera cedió, se quebró como una viga. El desbande trocola de muro en cuña; y sableada y ametrallada sin piedad, atropelló