Página:La romana. Presencia de la mujer en las Elegías del Corpus Tibullianum.djvu/123

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aut rapiam suspensa sacris insignia fanis; sed Venus ante alios est uiolanda mihi: illa malum facinus suadet dominamque rapacem dat mihi; sacrilegas sentiat illa manus. 2.4.11-26 Ahora es amargo el día y más amarga la sombra de la noche; pues todos los momentos se impregnan de triste hiel, y no me sirven las elegfas, ni Apolo, conductor del canto: ella me enrostra el precio, hasta con la mano ahuecada. Idos, Musas, si no le servís al amante: no os cultivo yo para cantar guerras, ni refiero los caminos del Sol, ocuáles recorre la Luna, cuando recorre su órbita, con sus contrarios caballos; quiero fáciles accesos a mi señora por medio de mis cantos: idos lejos, Musas, si en esto no valéis nada. Pero para mí están los dones preparados por la muerte y el crimen, para que no me postre loroso ante la puerta cerrada, o arrebate las insignias colgadasen los muros sacros; pero Venus antes que otros debe ser por mí forzada: ella me persuade de un malvado crimen y me entrega a la señora rapaz; sienta ella mis sacrílegas manos. Venus como guía del trasmundo para el enamorado: Sed me, quod facilis tenero sum semper Amori, ipsa Venus campos ducet in Elysios. 1.3.57-58 Pero a mí, puesto que siempre soy dócil al tierno Amor, la misma Venus me guiará a los campos Elíseos. 123