Página:La romana. Presencia de la mujer en las Elegías del Corpus Tibullianum.djvu/90

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descubiertos: todos apartarán la vista, bajarán las antorchas o fingirán no reconocerlo; y si aún surgieran habladurías, éstas no serán atendidas por el marido. De este modo, se prepara una validación de tales afirmaciones por un procedimiento ex-machina: Nec tamen huic credet coniunx tuus, ut mihi uerax pollicita est magico saga ministerio. vv.41-42 Y sin embargo a éste no le creerá tu marido, como me lo ha prometido la veraz hechicera con su mágico ministerio. El término saga es infrecuente en la poesía latina, y sólo se encuentran testimonios tan tardíos como los de los comentaristas de Nonno. Inicialmente pareciera remitir a una especie de visionaria o adivina, por su relación con sagus y con sagio, que alude a las percepciones más sutiles de los sentidos, a un oído, visión y olfato excepcionales. La evolución de la palabra es característica y compromete a los otros personajes femeninos que más adelante veremos. La adivina no tiene status oficial alguno sino que aparece como personaje margi- nal, reducidas sus operacionesa las de hechicería o intervención en cuestiones del furtiuus amor. Literariamente, se asocia a la imagen virgiliana de la Egloga 8, que a su vez reelabora motivos del Idilio 2 de Teócrito. Funcionalmente, es la contrapartida de la lena / amus ya que está de parte del varón, por cuyos intereses ejerce oficios; a la adivina va el enamorado para obtener prerrogati- vas especiales en su empeño amatorio. La saga es, pues, una «bruja» suburbana que profetiza a los enamorados y, llegado el caso, puede hacer «trabajos» que pueden incluir beneficios y maleficios. En este caso, la hechicera es calificada de uerax, pues construye con su arte mágica los resguardos que el poeta promete a la mujer amada. Sus poderes se ejemplifican a continuación, pasando por las operaciones más espectaculares e impresionantes de su oficio: Hanc ego de caelo ducentem sidera uidi, fluminis haec rapidi carmine uertit iter, haec cantu finditque solum manesque sepulcris 90