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»nos en cuanto a este punto, podría ser que nossotros nos hiciéramos cargo del negocio, ó que »por lo menos lo examináramos.

»El mayor trataba de hablar en tono frío é »indiferente; pero los ojos le brillaban de co»dicia y de impaciencia.

» Ah! En cuanto á eso, señores contesté, »tratando yo también de aparecer dueño de mí »mismo, pero mostrándome, a pesar de todo, tan » sobreexcitado como él, el hombre que se enncuentra en mi posición no puede hacer más que pun trato. Ustedes me ayudarán á recuperar la »libertad, lo mismo que á mis tres compañeros.

»En cambio, les asociaremos á ustedes al nego»cio; es decir, que les daremos la quinta parte »del tesoro.

—»; Hum!—me contestó.— La quinta par»te! La propuesta no es muy tentadora.

»Doscientos cincuenta mil pesos para cada puno de los dos le observé.

»Pero, ¿cómo podríamos libertarlos á uste»des? Bien sabe usted que eso es imposible.

—>No hay tal imposibilidad—le contesté..

»Todo lo tengo pensado, hasta los menores de»talles. El único obstáculo para nuestra fuga con»siste en la falta de una embarcación apropiada »para el viaje y de provisiones para el tiempo »que éste dure; pero en Caleuta y Madras hay LA SE ÑAL : 15