Página:Larelijiondemost00balm.djvu/47

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido validada
—39—

que tan de cerca le amenazaba el patíbulo como lo aseguraba él mismo, nada hiciese para librase de la afrenta tan horrorosa? ¿y el morir con tan serena calma, el no pronunciar una palabra contra sus enemigos, contra aquellos mismos que le estaban insultando y atormentando, el orar por ellos pendiente de la cruz? ¿no manifiesta que en aquel corazon se abrigaba lo que jamás se habia abrigado en el corazón de otro hombre?





CAPITULO XV.


Continuacion de la misma materia.


demas, quien no sea enviado de Dios no puede hacer milagros; porque como solo Dios puede hacerlos, es claro que aquel hombre en favor de cuya doctrina se hacen, ha de ser precisamente

enviado de Dios; porque de otra suerte se siguiera, que Dios confirmaria