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LAS FUERZAS EXTRAÑAS

nadas) pero su condenación no es eterna, sino respecto al ciclo de evolución de este planeta. Los que han preferido obrar como fuerza ciega, son las víctimas de la fatalidad[1].

Sólo falta por agregar ahora, que así como después de reingresar en la energía absoluta, el universo vuelve á ser materia, mundos y hombres hacen lo propio en ciclos equivalentes á la duración de sus vidas; y que de tal modo, la reencarnación humana resulta una ley racional y necesaria[2]. Necesaria sobre todo, si á los actos de su corta vida no han de corresponder, contra toda razón y toda justicia, eternidades de gloria ó de tormento. Una sola es la ley de la vida, lo mismo para el insecto que para la estrella[3].

  1. Este es el concepto del pecado cuando se lo considera individualmente. Pecado es ignorancia, es decir fuerza ciega, según la propia definición teológica.
  2. Conviene no olvidar que la razón de estos regresos á la vida, está en la ley de causalidad puesta en acción por el mismo ser que sufre sus consecuencias.
  3. Repetimos que toda esta cosmogonía es sólo un esquema. La evolución de las razas humanas, así como la explicación detallada de las relaciones interplanetarias, excederían de su objeto; pero algo me dice que he de volver á encontrar un día las huellas de mi augusto revelador..