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ciencia: en tal caso, no olvidéis que la soberbia es la mayor de las locuras, pues cuanto más llega á saber el hombre, tanta mayor conciencia adquiere de su pequeñez. Sólo merece el nombre de fuerte el que, á más de sabio, es humilde, justo v virtuoso.
Los niños, penetrados de la verdad que ence-
Lluvia de estrellas
rraban las palabras de D. Alberto, y conmovidos
por el acento con que las pronunció, se arrojaron
en sus brazos, y él les estrechó cariñosamente.
Al siguiente día salieron todos á la estación para recibir á Lázaro, que traía lindísimos regalos y juguetes á sus primos. Estos le dieron idea de las