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Plutarco.—Las vidas paralelas.

curso; porque condujeron estos coros los reyes de Chipre, al modo que en Atenas aquellos á quienes cabe la suerte en sus tribus, y contendieron con maravilloso empeño unos con otros: sin embargo, la contienda más ardiente fué la de Nicocreon de Salamina y Pasicrates de Solos: porque á éstos les tocó presidír á los actores más célebres, Pasicrates á Atenodoro y Nicocreon á Tésalo, por quien estaba el mismo Alejandro. Con todo, se abstuvo de manifestar su pasion hasta que los votos declararon vencedor á Atenodoro; mas entóneos al retirarse dijo, segun parcce, que alababa la imparcialidad de los jueces, pero que habria dado de buena gana parte de su reino per no haber visto vencido á Tésalo. Fué más adelante multado Atenodoro por los Atenienses con motivo de no haberse presentado al combate de las fiestas Bacanales; y como hubiese suplicado al Rey escribiese en su favor, esto no luvo á bien ejecutarlo; pero de su orario le pagó la multa. Representaba en el teatro Licon Escarfeo mereciendo aplauso; y babiendo intercalado con los de la comedia un verso que contenia la peticion de diez talentos, se echó á reir y se los dió. Envióle Darío una carla y personajes de su corte que intercediesen con él, para que recibiendo diez mil talentos por los cautivos, conservando todo el terreno de la parte acá del Eufrates, y tomando en matrimonio una de sus hijas, hubiese entre ambos amistad y alianza; lo que consultó con sus amigos; y habiéndole dicho Parmenion: «Pues yo si fuera Alejandro, admitiria este partido.—Yo tambien, le respondió, si fuera Parmenion;» pero á Darío le escribió que sería tratado con la mayor humanidad si viuiese á él; mas si no venía, que iba al momento á marchar en su busca.

Mas á poco tuvo motivo de disgusto, por haber muerto de parto la mujer de Dario: dando bien claras pruebas del sentimiento que le causaba el que se le quitase la ocasion de manifestar su buen corazon. Hizo, pues, quo se le diera