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Página:Los nueve libros de la historia de Heródoto de Halicarnaso - Tomo I (1898).pdf/306

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sería dado disfrutar sus minas por mucho tiempo , á caya pregunta respondi asi la Pythia : .

Cuando sea candido el pritáneo ¡Oh Sifno ! y cándido tu foro, Llama entonces intérprete que explique El rojo nuncio y ejército de leño.

Y quiso la suerte que al acabar puntualmente los Simios de adornar su plaza y pritáneo con el blanco mármol de Paros, llegasen allá los Samios en sus naves .

LVIII. Mas los buenos Silnios nunca supieron atinar el sentido del oráculo , ni luego de recibido, ni despues de yenidos los Samios, aunque estos, apenas llegados á la isla , destacaron hacia la ciudad una nave de su escuadra, que, segun se acostumbraba antiguamente en toda embarca cion , venía colorada y teñida de almagre. Esto era cabal mente lo que la Pythia en su oráculo les prevenia , que se guardasen recelosos del rojo nuncio y del ejército de ma dera . Llegados á la ciudad los diputados de la armada sa mia , no pudiendo alcanzar de los Silnios un préstamo de diez talentos queles pedian , sin más razones ni altercados empezaron á saquear la tierra . Corrió luego la voz por toda la isla , y saliendo armados los isleños a la defensa de sus propiedades, quedaron en campo de batalla tan deshechos que a muchos se les cerró la retirada hacia la plaza ; y los Samios,de resultas de esta victoria, por no habérseles pres tado diez talentos, exigieron ciento de multa y contri bucion .

LIX. Con esta suma compraron poco despues de los Hermioneos la isla Hidrea[1], situada en las costas de Pelo


  1. We gio cori por dos códices insignes el texto , que on vez de Hidrea decia Tirea , ciudad dentro de tierra en la Argólida, lo que á muchos hizo incurrir en error.