Página:Los pescadores de Trepang.djvu/196

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
EMILIO SALGARI

avanzar por la explanada. Se deslizaban como serpientes amparándose en los matorrales.

—¿Tratarán de cortar los horcones?—preguntó Van-Horn, aterrorizado—.

¡A ellos, señor Cornelio!

El joven, que había vuelto a cargar el fusil, disparó apuntando a unas matas que se movían, pero ningún grito siguió a la detonación.

—¿Habréis matado a otro o errado el tiro?—preguntó Van-Horn.

—Veo moverse las matas todavía—dijo Cornelio—. Estos tunantes saben esconderse muy bien.

El Capitán y Hans hicieron fuego apuntando a las ramas que se movían; pero los piratas no se dejaron ver, ni contestaron disparando flechas.

—¿Se habrán ocultado bajo tierra?—exclamó el piloto—. Esto se pone feo.

A poco, quince o veinte hombres salieron de repente de entre las yerbas y en dos o tres saltos llegaron hasta los horcones de la cabaña, que comenzaron a golpear furiosamente con sus parangs. En un momento siete u ocho de los horcones cayeron a tierra. Veíase a los agresores a través de las viguetas del piso.

—¡Fuego!—gritó el Capitán.

Tres disparos resonaron: dos piratas fueron muertos, y un tercero quiso huir lanzando ayes; pero fué a caer entre la yerba. Los demás lograron llegar hasta el bosque, no sin recibir otra rociada de balas.

200