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Mis últimas tradiciones

tigar el cerebro ni entrar en transacciones con mi conciencia literaria, para tributar entusiasta aplauso, que es de justicia y no de obligado compromiso. Dejo á los zoilos de pacotilla y á los envidiosos de aldehuela en su derecho para amargar con la ponzoña de una crítica intemperante, toda la miel que de mi pluma destile.

   Eso es digno de critico villano,
como es digno el cadáver del gusano.

En el fondo, la Tradición no es más que una de las formas que puede revestir la Historia; pero sin los escollos de ésta. Cumple á la Historia narrar los sucesos secamente, sin recurrir á las galas de la fantasía, y apreciarlos, desde el punto de vista filosófico social, con la imparcialidad de juicio y elevación de propósitos que tanto realza á los historiadores modernos Macaulay, Thierry y Modesto de Lafuente. La Historia que desfigura, que omite, ó que aprecia sólo los hechos que convienen ó como convienen; la Historia que se ajusta al espíritu de escuela ó de bandería, no merece el nombre de tal. Menos estrechos y peligrosos son los límites de la Tradición. A ella, sobre una pequeña base de verdad, la es lícito edificar un castillo. El tradicionista tiene que ser poeta y soñador. El historiador es el hombre del raciocinio y de las prosaicas realidades. La Tradición es la fina tela que dió vida á las bellísimas mentiras de la novela histórica, cultivada por Walter Scott en Inglaterra, por Alejandro Dumas en Francia, y por Fernández González en España.

En nuestras convicciones sobre americanismo en literatura, entra la de que precisamente es la Tradición el género que mejor lo representa, América es el teatro de los sucesos; costumbres y tipos americanos son los exhibidos y el que escriba Tradiciones, no sólo está obligado á darles colorido local, sino que, hasta en el lenguaje, debe sacrificar, siempre que oportuno lo considere, la pureza clásica del castellano idioma, para poner en boca de sus personajes frases de riguroso provincialismo, y que ya perderá tiempo y trabajo el que se eche á buscarlas en los diccionarios. Cuando se pinta, no debe huirse de la naturalidad, por mucho que á veces sea ella ramplona y de mal gusto. Estilo ligero, frase redondeada, sobriedad en