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DE CECILIA 91

creía «amarle, estalló en sollozos y se dejó caer de rodillas ante el lecho de Cecilia...

X1I CELOS Y SUFRIMIENTOS

Don Pedro abrumado por el inmenso dolor que experimentaba no prestó atención alguna á lo que Eduardo le decía para explicarle la ausencia de su esposa; la pérdida de aquella hija tan querida, arrebatada violentamente á la dicha y al cariño de los suyos, le había sumido en una especie de atontamiento del que tardó mucho en volver.

Recién al día siguiente de enterrada la po- bre Juanita, se acordó de que tenía mujer y otra hija y preguntó por Margarita, extra- ñado de no verla allí.

Se le repitió que estaba Cecilia enferma y entonces reprochándose el haber olvidado á su pequeña hijita por llorar á la muerta, par- tió inmediatamente para la quinta.

Cuando llegó, Margarita se disponía á ir á la ciudad, pues Cecilia seguía mejor y la de- jaba al cuidado de su madre. La joven reci- bió con más cariño que de costumbre á su marido, condolida por el sufrimiento que re- velaba su rostro; pero al presentarle su frente para que la besara él la rechazó.