Página:Narrative of the surveying voyages of His Majesty's Ships Adventure and Beagle between the years 1826 and 1836.djvu/119

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Ene. 1827.
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DIFICULTADES

“Ciñendo a barlovento con frecuencia prolongábamos nuestras bordadas hacia la costa sur (no exento de riesgo considerando el estado del tiempo), con la esperanza de llegar a bahía Tuesday, o a algún fondeadero por allí cerca, pero la costa estaba cubierta por una neblina tan espesa, que ni un solo punto, mencionado en los informes de los navegantes anteriores, pudo ser reconocido.

“Cerca de las siete de la tarde fuimos atacados por una tormenta, que estalló sobre la nave con una furia lejos muy superior a todas las precedentes; si no hubiésemos aferrado las velas, ni un palo habría quedado en pie, o ella se habría volcado. Así las cosas, la tormenta escoró tanto la nave sobre su costado, que el bote que estaba colgando en la banda de estribor fue barrido por el mar. Entonces viré hacia la costa norte, para buscar un fondeadero a sotavento de un cabo, cerca de tres leguas al noroeste del cabo Tamar. Al acercarnos a él, el tiempo se hizo tan cerrado que a veces apenas podíamos ver dos esloras por la proa.

“Estas circunstancias no estaban en favor de explorar bahías desconocidas, y pensar en la posibilidad de pasar la noche, navegando en el Estrecho, habría sido un riesgo desesperado; por lo tanto me vi obligado a ceder la ventaja duramente ganada del trabajo de ese día, y dirigirme al fondeadero desde el cual habíamos partido en la mañana.

“Era casi de noche antes de que llegáramos, y al entrar, deseoso de mantenerme bien hacia barlovento, con el fin de obtener el mejor fondeadero, fui muy cerca de los islotes exteriores, y el buque chocó violentamente en una saliente rocosa. Sin embargo, no se detuvo ni un momento, y pronto fondeamos con seguridad”.

Al encontrar tantos peligros y dificultades, proseguir con el buque, sin saber primero donde dirigirse a fondear, el comandante Stokes dejó la nave en bahía Tamar, a cargo del teniente Skyring; y acompañado del Sr. Flinn, partió en el cúter, con provisiones para una semana, a levantar la costa sur.

En un crucero muy arduo y peligroso, descubrió varios fondeaderos bien protegidos, pero experimentó un “fuerte vendaval constante del ONO, con tiempo brumoso y una incesante lluvia torrencial”.