Página:Narrative of the surveying voyages of His Majesty's Ships Adventure and Beagle between the years 1826 and 1836.djvu/156

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CAPÍTULO VII.

Dejamos Río de Janeiro – Santos – Santa Catarina – Montevideo – Compra de la goleta Adelaide, como embarcación auxiliar del Adventure - Dejamos Montevideo – El Beagle va a puerto Deseado – Bajos en cabo Blanco – Roca Bellaco – Cabo Vírgenes – Bahía Posesión – Primera Angostura – Corriente – Bahía Gregorio – Vista – Tumba – Intercambio con los nativos – Encuentro cordial – María va a bordo – Nativos ebrios – Bahía Laredo – Puerto del Hambre.

Estuvimos listos para reanudar nuestro viaje a principios de septiembre (1827); pero no habiendo recibido ninguna comunicación por el paquebote, del almirantazgo, relacionada con la compra de una goleta, decidí aguardar la llegada del siguiente, a principios de octubre. Nuevamente fui frustrado, y de muy mala gana zarpé de Río de Janeiro, el 16, hacia Montevideo; pero como aún podía beneficiarme de las órdenes que estaba seguro vendrían en el siguiente paquebote, decidí recalar en Santos, y Santa Catarina, para observaciones cronométricas, dejando al Beagle en espera de las cartas que transportaban la decisión de su Alteza Real el Lord High Admiral.

Llegamos a Santos el 18, y estuvimos ahí hasta el 28. En este intervalo hice una corta visita a San Pablo, con el propósito de hacer observaciones barométricas.*[1]. En Santa

  1. * (Durante nuestra navegación de Santos a Santa Catarina, atrapamos un “delfín” - Coryphena- las fauces del cual las encontramos llenas de conchas, de Argonauta tuberculosa, y todas contenían el Octopus Ocythoe que había sido siempre encontrado como su habitante. La mayoría de los espécimenes habían sido comprimidos en el estrecho paso hacia el estómago, pero los más pequeños estaban bastante perfectos, y habían sido tragados recientemente lo que me permitió conservar varios de diferentes tamaños conteniendo el animal. En algunos de ellos estaba pegado un nido de huevos, los cuales estaban depositados entre el animal y la aguja. Las conchas varían de tamaño entre dos tercios de una pulgada hasta dos y medio pulgadas de largo; cada una conteniendo un pulpo, la masa y forma del cual estaba completamente adaptada a la de la concha,