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May. 1829.
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ISLA ENGLEFIELD - NO HAY AGUA.

“13. Lloviendo constantemente durante todo el día, por lo que fue inútil avanzar: no podía ver el camino, ni reconocer otra cosa que no fuera viento y lluvia.

“14. Tan templado estaba el día, que me bañé esta mañana, y no encontré el agua más helada de lo que la había sentido en otoño en la costa inglesa; su temperatura a un pie bajo la superficie, alrededor de 42°; cuando la del aire era 39°. Desde este lugar, punta Hamond, veía siete puntos del compás libres de tierra, estando mi ojo veinte pies sobre el nivel del mar. El agua era absolutamente salada, por lo tanto, estábamos seguros de que era un inesperado mar interior, o una gran laguna. A cuatro millas de punta Hamond están las islas Englefield y Vivian, más bien bajas, pero bien boscosas con árboles de hoja perenne. Son la únicas islas de alguna importancia en el seno Otway. El punto más lejano que pude distinguir lo llamé cabo Marvel, por lo mucho que me preguntaba hasta ahora la extensión de esta insospechada entrada.

“Al mediodía estábamos a la altura del extremo norte de isla Englefield. El Sr. Stokes y yo observamos una satisfactoria altura meridiana del sol desde los botes, tan calma estaba el agua. Este tranquilo día fue muy bueno, porque remamos duro desde las nueve hasta las cinco, sin ninguna ayuda de las velas. Hacia la tarde se levantó una brisa en nuestro favor, y con su ayuda recorrimos a lo largo de la tierra cerca de diez millas. Aprovechando la luz de la luna, no busqué por un lugar de descanso hasta pasadas las siete de la tarde, cuando tuvimos muchos problemas para vararnos; la costa había cambiado totalmente su naturaleza, y en lugar de aguas profundas con costa rocosa, nos encontramos una playa lisa de guijarros y aguas embancadas, con piedras muy grandes esparcidas entre las marcas de la alta y baja marea, tan numerosas como hacerlas peligrosas para una embarcación, especialmente de noche. Después de desembarcar, encontramos la tierra completamente cambiada a un suelo fino y ligero, con arbustos enanos y árboles; y tan seca era la madera, que una fogata fue encendida fácilmente, pero no pudimos encontrar una gota de agua en ninguna parte para cocinar nuestra cena. Un considerable aumento y caída de la marea fue observado, mucho más grande que cerca del canal Indio.

“15. No desayunamos esta mañana, por falta de agua – una prueba decidida del cambio de clima y de territorio. Al norte de