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Cuentos y narraciones

Su hijo no participaba ni del disgusto de su padre ni de la satisfacción del anglomano, sino que esperaba con impaciencia la aparición de la señorita de la casa, acerca de la cual le habían contado muchas cosas, pues, por más que su corazón como ya sabemos pertenecía á otra, las mujeres hermosas tenían derecho siempre á ocupar su imaginación.

Llegados á la sala, sentáronse los tres y mientras los viejos recordaban los pasados tiempos y contaban anécdotas de la época en que ambos servian en el ejército, Alejo reflexionaba acerca del papel que tenía que representar delante de Lisa, Determinó que lo mejor era adoptar una actitud fría y después la que las circunstancias impusieran. La puerta se abrió; volvió la cabeza con tal indiferencia, con tan orgullosa frialdad que el corazón de la más coqueta hubiera debido estremecerse.

Desgraciadamente en vez de Lisa entró la anticuada miss Jackson y el hábil movimiento estratégico de Alejo se perdió sin provecho. Aun no había tenido tiempo de rehacerse cuando la puerta se abrió nuevamente y aquella vez la que entró fué Lisa.

Todos se pusieron en pie y el padre iba á empezar las presentaciones cuando de pronto se detuvo y se mordió apresuradamente los labios... Lisa que era morena, se había pintado de blanco hasta las orejas y teñidose las cejas aun más exageradamente que miss Jackson.

No era esto solo, sino que se había puesto un añadido de rizos más claros que sus propios cabellos, de suerte que ostentaba á modo de una peluca; las mangas de su traje eran á l'imbécile y más parecían faldas que mangas y estaba vestida de tal suerte que su cintura parecía la de una avispa y su cuerpo recordaba la letra equis.