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<—840que lo desfiguraría. La introducción de algunos términos y modismoe anticuados, que se armonisan con el tono de la composición original, tiene simplemente por objeto darle cierto aspecto nativo, para producir al menos la ilusión en perspectiva, como en un retrato se busca la semejanza en las líneas generatrices acentuadas por sus accidentes.

Tal es la teoría que me ha guiado en esta traducción.

El Dante ha sido por más de cuarenta años uno de mis libros de cabecera, con la idea desde muy temprano de traducirlo; pero sin poner mano á la obra, por considerarlo intraducible en toda su intuición, bien que creyese haberme impregnado bien de su espíritu. Pensaba que las obras clásicas de este género, que hacen época y que nutren el intelecto humano, debieran asimilarse á todas las lenguas, cono, variando su cultivo, se aclimatan las plantas útiles ó bellas en todas las latitudes del globo. La Divina Comedia es uno de esos libros que no pueden faltar en ninguna lengua del mundo cristiano, y muy especialmente en la castellana, que bablan setenta millones de seres, y que á la par de la inglesa—como que se dilatan en vas tos territorios será una de las que prevalezcan en ambos mundos. Esto, que explica la elección de la tarea, no la justificaría empero, si existiese en castellano alguna traducción que reflejase siquiera débilmente las inspiraciones del gran poeta, pues entonces sería inútil, cuando no perjudicial.

Cuando por primera vez me ensayé por vía de solaz en la traducción de algunos cantos del Infierno del Dante, con el objeto de pagar una deuda de honor á la Academia de los Arcades de