El hombre tiene cuatro enemigos naturales: el miedo, la claridad, el poder y la vejez. El miedo, la claridad y el poder pueden superarse, pero no la vejez. Su efecto puede ser pospuesto, pero nunca vencido. (109, 110, 111, 112)
COMENTARIO
En esta parte Castaneda menciona que Don Juan al principio de la enseñanza, siempre le habló de aliados, de plantas de poder, de Mezcalito, del humito, del viento, de los espíritus del río y un largo etcétera. Le dice a Castaneda que uso esa “palabrería pseudo-india” para atraparlo. Le decía a Castaneda lo que él quería escuchar.
De alguna manera algunos de los lectores de la obra, también caen atrapados en esta trampa y buscan en la lectura, confirmar sus personales percepciones de la realidad, que en general, son bastante descarriladas. A final de los años sesentas, la obra de Castaneda en occidente fue un pasaporte para entrar al mundo de las drogas, con resultados muy tristes. Este problema subsiste de alguna manera en algunos de sus asiduos lectores.
Don Juan le dice a Castaneda que a los hombres y mujeres de conocimiento. Herederos de la Toltecáyotl, no les interesa “enseñar” sus milenarios e intrincados conocimientos. En todo caso el poder les señala a los que deberán ser sus herederos. Jamás se fijaran en gente que está vagamente interesada en esta sabiduría milenaria por razones intelectuales. Además, en general, como dice Don Juan, esta gente “esta rajada como un huaje”, y no es capaz de tener disciplina, responsabilidad, refrenamiento y mantener un intento inflexible.
“Todos los chamanes de mi linaje han sido engañados de ese modo desde tiempo inmemorial. Los chamanes de mi linaje no son maestros o gurús. Les importa un comino enseñar su conocimiento. Quieren herederos para su conocimiento, no gente vagamente interesada en su conocimiento por razones intelectuales…” C.C.
UNA REALIDAD APARTE
Sólo un chiflado emprendería por cuenta propia la tarea de hacerse hombre de conocimiento. A un hombre cuerdo hay que engañarlo. Hay montones de gente que acometería con gusto la tarea, pero ésos no cuentan. Casi siempre están rajados. Son como cántaros que por afuera se ven en buen estado, pero que comenzarían a gotear en el momento en que los sometieran a presión y los llenaras de agua. (35)
Un guerrero piensa en su muerte cuando las cosas pierden claridad. La idea de la muerte es lo único que templa nuestro espíritu. (56, 57)
Un guerrero, primero debe saber que sus actos son inútiles y, a pesar de ello, proceder como si no lo supiera. Ése es el desatino controlado del chamán. (91)COMENTARIO
En este texto se puede observar, como el nahual Castaneda, “a toro pasado”, revisa las enseñanzas de Don Juan con una perspectiva más profunda. Encuentra en su