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CAPITULO IV
DE COMO EL TRABAJO REGENERA AL HOMBRE
El trabajo santifica las almas no sé quien lo dijo, pero alguno fué, y sinó lo digo yo ahora, al ver la transformacion tan radical que ha sufrido el último cuadro.
La decoracion se ha tornado de lóbrega y terrorífica, en risueña y agradable, y el encargado de la tramoya, es el trabajo; solo el trabajo puede producir tan espléndido y consolador resultado.
Gloria al trabajo! gloria á la constancia que todo lo salva, y gloria á la honradez que todo lo merece.
El trabajo, es el don preciso de la sociedad: con él se dulcifican las pasiones, con él destruimos los vicios que nos empequeñecen; con él