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Evaristo Carriego.

Tal vez en el Envío que trabaja mi mano
me ayuda Perogrullo ¡tan ingenioso y llano!
...Son versos como zarzas, pero hay en sus rudezas
muchas síntesis bravas de temidas bellezas.

La Epopeya del Triunfo se ha anunciado sonora,
al galope del rojo centauro de la Aurora
que llega, como heraldo de la Ciudad lejana,
precursor del saludo, del laurel y la diana.

— Floraciones de músicas en un carmen de gloria —
divulgan los clarines la futura Victoria,
pues, sobre nidos de águilas, se ha soñado la lumbre
de las teas clavadas en la más alta cumbre.

Desfilan en el biógrafo del recuerdo entusiasta,
los resíduos amargos de la sufriente casta:
tus vagabundos trágicos, tus tristes heroínas:
testas de manicomios, cuellos de guillotinas;

tus perros soñadores, con nostalgias de luna,
la historia de la humana pasión donde se aduna
el delito y el beso, la amada y el suicida
que se fué de la reja y después de la vida;

tus asesinos bárbaros, apóstoles del Crimen,
tus pobres Margaritas que jamás se redimen,
tus poetas borrachos, con hambres de apoteosis,
tus Nietzsches de presidios en celdas de neurosis...