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Página:Prosa por José Rizal (JRNCC, 1961).pdf/34

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EL SENTIMIENTO DE LO BELLO[1]


El espíritu del hombre se refleja en todas sus acciones, como el de una sociedad en las de sus individuos y el de una nación en la manifestación general de los ciudadanos. Hay para el nivel moral, el intelectual y el científico barómetros, así como para los cambios atmosféricos, barómetros más seguros aún si cabe más numerosos y duraderos. Las oscilaciones sociales que sufre la humanidad; los cambios, esos encumbramientos, esas caídas, las crisis laboriosas porque una y otra vez y alternativamente pasa, todo cuanto caracteriza y define la esencia del ser humano en cuanto tiene de perfectible, de mudable, de transitorio e inconstante, su progreso, su decadencia, su estacionamiento, el más pequeño paro, el movimiento más imperceptible todo se manifiesta, todo lo delata y acusa ese sentimiento esparcido en la naturaleza, dado por Dios al hombre y por el hombre perfeccionado. Sólo que superior a los instrumentos físicos, sus huellas se graban, sus efectos suelen subsistir, hablan a las generaciones. No es el ave que vuela cuyas huellas son el aire; no es el barco que deja ancha estela dilatada, sí, muchas veces, pero pasagera aun más como los amores bastardos; no es la ráfaga de luz tropical, que brilla en la noche como relámpago de la tierra; su camino es como el del rayo si al rayo puede como lo vigoroso y lo sublime pero creador delicado: desgaja el árbol, abre la peña y surca la tierra hasta las profundidades de su seno. Este sentimiento es el sentimiento de lo bello.

En el mundo material el aire llena el espacio y penetra en todas las cavidades: el fondo oscuro de la gruta, los espléndidos salones de los palacios, el pedazo de paraiso que en sombría floresta se cobija bajo entretejidas ramas la verde galería de un jardín, el caprichoso y perfumado kiosco oriental, la oscura mazmorra, el infecto tugurio, el gabinete del sabio, la madriguera, el cáliz de una flor, la trompa de un insecto, el más pequeño poro que respetan los átomos, todo lo ocupa; todo es dominio y mansión del aire, ya en


  1. El Ms. sin título, está en la Biblioteca Nacional.

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