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Página:Prosa por José Rizal (JRNCC, 1961).pdf/74

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DISCURSO EN LEITMERITZ, BOHEMIA[1]


"Seguramente la vegetación de mi patria es rica y todo el paisaje esmaltado de brillantes colores: pero este país (de Bohemia) es también hermoso por su sencillez y lo idílico del paisaje. (Pero lo que él, Rizal admiraba, era el amor al suelo patrio, la estimación de su hermosura, el contacto intimo entre el hombre y la naturaleza.) Para los turistas de aquí la naturaleza es objeto de admiración y de un culto muy especial que sirve para enaltecer el alma. Cuando estamos afligidos, nuestros nervios se agitan, no podemos tolerar el eco de la mejor música del mundo, ni el consuelo de los amigos, ni las distracciones de la vida social. Pero si como sucede en los países Europeos poblados por los pueblos germanos —estamos acostumbrados a leer en la expresión de la naturaleza, encontramos el mejor consuelo en la soledad del bosque; mirando las nubes que cruzan el espacio, admirando la hermosura de las flores y escuchando el canto inocente de los pajaritos, nos olvidamos de nuestros duelos y cuitas, la mano del Criador nos acaricia, y al regresar al hogar nos sentimos como refrescados, pues la naturaleza ha alegrado lo que antes había entristecido el alma. (Por esto, él, Rizal, admiraba la actividad de los Clubs de turistas, porque en vez de conducir al viajero a la vida bulliciosa, a los "bars" y lupanares de las ciudades, invitaban al hombre de corazón y alma a adquirir nuevas fuerzas para la lucha de la vida, salvándose en el seno de la naturaleza pura, sublime y encantadora).


NOTA

Este discurso de Rizal, en alemán, se pronunció en Leitmeritz de la provincia de Bohemia, entonces de Austria, donde él estuvo de visita a su buen amigo Profesor Ferdinand Blumentritt. El Dr. Viola, que estaba presente, relata que "al terminar fue ovacionado por los concurrentes, particularmente por su presidente que preguntó por el tiempo invertido en el estudio del alemán.


  1. Reproducido tal como ha trascrito Blumentritt y publicado en el Día Filipino, Manila, 19 de junio de 1921, pág. 47.

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