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Página:Prosa por José Rizal (JRNCC, 1961).pdf/98

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una lámpara, con gafas aunque no las necesitas, ¿entiendes? Expondrás las fotografías en público para hue todo el mundo diga aunque no se lo crea: "¡qué pensador es! ¡qué gran orador debe ser Salvadorcito Tont! Siempre está escribiendo sermones. ¡Ni tiempo tiene para que le retraten!" Esto te hará sufrir, porque aunque tienes votos de riqueza, soberbia y lujuria, no haces caso de ellos.3… ¡No te olvides de retratarte en actitud pensativa y de comediante! ¡Con Dios!

—¡Hágase tu voluntad! —gime Salvadorcito resignado, y toda su casa se llena de lamentos.

Salvadorcito era tan humilde que le martirizaba la idea de presentarse en público, aunque no fuese más que en fotografía; por eso cuando tenía que predicar, sacaba una voz hueca y cavernosa para amedrentar a sus oyentes y ver si le dejaban solo.

—¡Salvadorcito, Salvadorcito! —grita otra vez el teléfono.

—¡Mande su paternidad! —contesta el buen procurador y esta vez se pone de gatas para escuchar más reverentemente a su provincial.

—Pídele al Ministro que no haga obispo al P. Rodriguez;[1] dile que está muy ocupado buscando y componiendo palabras derivadas de Calamba, ya Calambano, Calambaino, Calaino, Calainos. ¡Si vieras el trabajo que le cuesta!, suda que es un gusto. No tiene tiempo para ser obispo, aunque serviría mucho, pues está condenado por N. P. S. Agustín a ser estúpido en toda su vida. ¡Que no le hagan obispo por Dios!

—¡No es el Ministro el que quiere hacerle obispo, son los dominicos que así tratan de rehuir el cargo, por espíritu de soberbia! —contesta Salvadorcito.

—Pues dile al Ministro que para obispos no hay como los dominicos. Aquí conozco yo uno tan amigo de los indios y enemigo de nuestra santa fe, que no permite que los chinos tomen parte en las ceremonias, y eso que se sabe que tan pronto como dejan el país, dejan el cristianismo; se hacen cristianos por interés. Los cristianos cuanto peores mejores son. Los dominicos lo saben, y aunque los chinos les dan y ofrecen dinero, ellos no lo aceptan. ¡Ca! no ¡señor! Ellos procuran que los indios no riñan con los


  1. El mismo Fr. Rodriguez en "La Visión."