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QUO VADIS

vento? Dicenme que has estado enfermo y por cierto que tienes demudado el semblante. También he oído que Croton te quiso matar. ¿Es eso cierto?

—Así es, y me rompió un brazo: más yo me defendi.

—¿Con un brazo roto?

—Un cierto bárbaro vino en mi auxilio; era más fuerte que Croton.

Nerón le miró con aire de sorpresa, y dijo: —¿Más fuerte que Croton? ¿Estás chanceándote? Croton era el más hercúleo de los hombres; pero ahora tene mos á Siphax, de Etiopia.

—Te digo, César, que yo lo he visto con mis propios ojos.

—¿Dónde está esa perla? ¿No le han hecho ya rey de Nemea?

—No podría decírtelo, César. Le he perdido de vista.

—¿Y ni siquiera sabes de qué pueblo es oriundo?

—Como tuve un brazo roto, no me fué posible averiguar quién era.

—Búscamele, y encuéntramele.

—Yo me encargo de eso,—dijo Tigelino.

Pero Nerón siguió hablando á Vinicio.

—Te agradezco, —le dijo,—que me ha, as sostenido, porque, de caer, bien pude haberme roto la cabeza. Hubo una época en que fuiste un buen compañero, pero las campañas y el servicio á las órdenes de Corbulón te han puesto un tanto huraño; raras veces te veo.

—Y á propósito,—agregó al cabo de un momento,¿cómo está esa doncella, demasiado estrecha de caderas, de quien estuviste enamorado y que hice sacar para ti de casa de Aulio?

Vinicio sintióse confundido ante esta pregunta; más Petronio vino en su ayuda en el propio instante, y dijo: —Señor: apostaría yo que la ha olvidado ya. ¿No has reparado en su confusión? Pregúntale más bien cuántas han venido sucesivamente á reemplazarla desde entonces,