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QUO VADIS

ha de necesitar en Acaya: de ahí el que desee contar conmigo.

Y resolvió tentar el último recurso.

En efecto, en la fiesta de Nerva el César pidió que Petronio viniese á reclinarse frente á él, pues deseaba conversar con el árbitro acerca de Acaya y de las ciudades en las cuales pudiera él presentarse con expectativas de mayores éxitos. Preocupábanle más que todo los atenienses, á quienes temía.

Algunos de los augustianos mantenían atento el oído á esta conversación, con el objeto de retener si bien fuesen ápices de las opiniones del árbitro y presentarlas después como opiniones propias.

—Paréceme que no he vivido hasta ahora,—dijo Nerón; y me imagino que voy á nacer solamente en Grecia.

—Allí vas á nacer á una nueva gloria y á la inmortalidad, contestó Petronio —Confío en que esto resulte cierto, y que Apolo no se muestre envidioso. Si de allí regreso triunfante, le he de ofrecer una hecatombe como antes no la haya tenido igual ningún otro dios.

Escevino empezó entonces á repetir los versos de Horacio: «Sic te diva potens Cypri, Sic fratres Helenae, lucida sidera, Ventorumque regat Pater..... (1) —El barco se halla listo ya en Nápoles,—dijo el César.

—Quisiera partir mañana mismo, si ello fuese posible.

Al oir esto, Petronio levantóse, y mirando fijamente á los ojos de Nerón, dijo: —Permiteme, joh divinidad! celebrar una fiesta nupcial, á la que te he de invitar á tí antes que á todos los demás.

(1) »Así la potente diosa de Chipre, Así también los hermanos De Helena, brillantes astros, Y el Padre de los vientos te dirijan......