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XV

M


uy grandes huestes de moros
á Extremadura corrían:
captivan muchos cristianos;
acorro ninguno habían.
Á Rodrigo de Vivar
los acorra le pedían;
don Rodrigo, como bueno,
sus gentes luégo apellida.
Amigos son y parientes
todos los que le venían:
en busca va de los moros,
la su seña va tendida.
Él iba por capitán,
sobre sí buena loriga;
cabalga sobre Babieca;
placer es de ver cuál iba.
Animando va los suyos:
—Nadie muestre cobardía;
pues que todos sois hidalgos
de los buenos de Castilla,