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102 HUMBERTO SALVADOR recuerdos, experiencias y deseos; de la misma manera ascien- den de lo inconsciente a lo consciente, recuerdos, inclinacio- nes y anhelos.”

La parte del inconsciente que nunca llega a la consciencia es la relacionada con la vida vegetativa.

El campo de lo inconsciente que interesa a la psicoanálisis y se relaciona con ella, es el inconsciente personal.

Hay muchas vías que conducen al inconsciente. Unas en que, independiente de la voluntad, se manifiesta el inconsciente por sí mismo. Otras en las que puede provocarse voluntariamente su manifestación. :

Las primeras surgen en los sueños, cuyo estudio proporcio- na revelaciones asombrosas y profundas de la personalidad.

La primera investigación altamente científica acerca de las relaciones del inconsciente con el sueño, la hizo Freud. Fué tan grande el resultado obtenido, que llamó al sueño la “vía regia” para penetrar al inconsciente.

El inconsciente se manifiesta también en los sueños que sut- gen sorpresivamente durante la vigilia. Las fantasías que acu- den de modo imprevisto y que no son controladas ni Someti- das a la crítica de la conciencia.

Este fenómeno tiene su expresión más elevada, se manifies- ta con toda su grandiosidad y pureza, en la creación artística, en la investigación científica.

Sin esperarlo se sintió invadido Nietzsche por la imagen de su admirable Zarathustra. Parece que Cervantes no tuvo una idea clara de las inmensas proporciones de humanidad que había tomado su Quijote. A Shakespeare le asaltaban inesperadamen- te sus entrañables personajes. “Escribir es destruir nuestros propios fantasmas'”', dijo Dostoiewsky: esos espectros maravi- llosos del maestro ruso, que no han podido ser superados en el arte contemporáneo, surgían de su inconsciente poderososo. En forma inusitada descubrió Mayer la ley de la conservación de la energía.

A este prodigioso fenómeno llamaba Wagner la “necesidad de crear”.

En general los estados espirituales de los grandes artistas, de los investigadores célebres, son producidos más bien por el inconsciente que por la conciencia.

Cuanto más depurada y profunda es una creación estética, más honda es la fuerza inconsciente que la impulsa.