ESQUEMA SEXUAL 139
ellas es ““Imago”, cuyo nombre tomó Spitteler, para una gran novela que mereció el premio Nobel y que fué inspirada tam- bién en el freudismo.
En 1923, el conde Keyserling organizó en su “Escuela de la sabiduría” un curso especial consagrado al estudio del psico- análisis.
Después de atravesar por una crisis, el freudismo ha resurgi- do ahora más vigoroso.
Son psicoanalistas eminentes:
Hesnard, Laforgue, Allendy, Saussure, en Francia;
Baudowin, en Suiza;
Levi Bianchini, Eduardo Weis, en Italia;
Ferenczi, en Hungría;
Jekel, en Polonia;
Van Emden, Van Ophuisen, Van Reuterghem y los dos Staercke, en Holanda;
Bjerre, en Suecia;
M. Wulff, en Odessa;
López Ballesteros, Camargo y Marín, Juarros, Lafora y Gil Fagoaga, en España.
El freudismo cuenta con partidarios de la talla de Abraham, Sttingen, Pfister, Rank, Riglin, Sadger, Stekel, Maeder, Saus- sure, Jones, Elly Jelliffe, Bleuer, Montet, Flournoy Clapare- de Dupré, Claude, Régis y Adler.
Dice White: “El inconsciente es nuestro pasado histórico”. Marie añade: “De las profundidades del inconsciente un her- videro de tendencias desborda el yo consciente en una perpe- tua renovación. Pero en los estratos fundamentales del psiquis- mo, se halla un fondo común, que recuerda los estadios pri- mitivos de la mentalidad humana e incluso prehumana. Sobre este núcleo central se instalan los estratos sucesivos de la on- togenia infantil, reflejo de la filogénesis psíquica ancestral. Es este fondo infantil el que repercute, ya contenido o repri- mido, en la vida psíquica del adulto, en todos los instantes de su evolución y de sus fluctuaciones, normales o patológicas.”
“El mecanismo cerebral, -—dice Bergson—, está precisamen- te hecho para reprimir en el inconsciente la casi totalidad del pasado y para no introducir en la conciencia sino aquello que es de naturaleza capaz de alumbrar la situación presente, ayudar la acción que se prepara; producir, en fin, un trabajo útil”.
