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142 HUMBERTO SALVADOR

factor de orden general; la fijación de la libido, que marca la orientación de la enfermedad y la tendencia al conflicto, derivada del desarrollo del yo, que ha rechazado los senti- mientos libidinosos.

Cuando surge el conflicto entre el principio del placer y el principio de la realidad, busca la libido nuevos modos de sa- tisfacción. Recurre a la regresión y busca el placer en orga- nizaciones anteriores o en objetos.

Si las regresiones no despiertan oposición en el yo, se con- sigue la satisfacción, aunque de un modo anormal. Pero, si se oponen las tendencias del yo a la regresión, aparece el sín- toma neurótico como forma expresiva de transacción. No pro- duce el placer, sino es fuente de dolor el síntoma, debido a la acción de la censura.

Partiendo del estudio de los síntomas, se llega a la realidad infantil. p

En oposición están la realidad psíquica y la realidad mate- rial. La primera es la fantasía que nos muestra como satis- fechos los deseos no logrados. Aparece en los “sueños diur- nos”, cuando nuestro espíritu divaga. La creación artística no es, en definitiva, sino la representación armónica o plástica de la realidad psicológica, formada de lo individual y lo social.

El artista es un introvertido próximo a la neurosis,

Hay en la neurosis, imposibilidad de gozar y de obrar, ya que la libido no está ligada a un objeto real y supone gasto de energía su represión. Como la enfermedad surge de un con- flicto entre el yo y la libido, no desaparece hasta que el pri- mero recobre su predominio sobre la segunda. La misión te- rapéutica consiste en desligar la libido de sus objetos actuales sustraídos al yo y ponerlos al servicio de este último.

Dice Freud: “La libido se ha fijado en los síntomas, para procurar la satisfacción sustitutiva, lo que obligará a repri- mir esos síntomas; pero remontándose a su origen se opera una especie de revisión, despertando nuevamente el conflicto y orientándolo a una distinta solución”.

La enfermedad se sustituye por otra provocada. El trata- miento se descompone en dos fases: la primera es la transfe- rencia, mediante la cual se desliga a la libido de los síntomas para fijarla en el operador. Como inclinación afectiva del en- fermo hacia el médico, la transferencia es un auxiliar podero- so del tratamiento, aunque en ocasiones, cuando se repre-