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150 HUMBERTO SALVADOR

te el desarrollo del lenguaje y sus símbolos a través de los tiempos. Hay que saber la historia de las mitologías, su sig- nificado alegórico y, según expresa recomendación de Freud, la estética y el desarrollo de la literatura y el arte.

La psicoanálisis, no sólo es el estilete más fino del alma, si- no también una cisterna artística cuyo poder es inagotable. La psicoanálisis parece la mágica combinación de un microsco- pio psicológico con la lámpara maravillosa.

Los espíritus pequeños, cuya fuerza no pudo desplegarse hasta las altas esferas del intelecto, vieron en la ciencia y el arte dos disciplinas distintas, más aún, contradictorias. El ma- temático sintió desdén por el poeta y el músico despreció al médico. Un versificador contemporáneo decía que los estudios científicos eran tan aburridos como los malos poemas. Se cre- yó que mientras el artista era todo espíritu, el hombre de la- boratorio veía todo materia.

Pero espíritu y materia son una sola cosa. Grande error de la humanidad ha sido querer diferenciarlos, cuando en realidad constituían la armónica combinación productora del cosmos,

A través de los pueblos y los tiempos, los grandes espíritus, aquellos que superaron el tipo de la especie y cuyas batientes alas llegaron hasta el infinito, fueron sabios y artistas. Clom- prendieron que toda disciplina científica guarda profunda es- tética en sus entrañas; que el arte intuye a la verdad y es la venguardia de la ciencia.

Shakespeare fué psicólogo sorprendente y formidable poeta: se lo considera como un verdadero precursor del freudismo. Darte, a través de las alucinantes concepciones del infierno y el paraíso, más allá del tembloroso jazmín de Beatriz, sinteti- zó en la epopeya toda la ciencia de la Edad Media. Al crear Aristóteles la experimentación y ser el precursor de todas las disciplinas científicas, dió normas para la prosa y el verso, for- mulando las tres unidades, que fueron célebres hasta la revo- lución teatral iniciada por Lope de Vega. Cuando Cervantes estilizó a la humanidad en dos personajes, comprimió también en su líbro toda la cultura científica de su época. Platón, Kant, Pitágoras, fueron, al mismo tiempo, poderosos creadores de doctrinas filosóficas y grandes estetas. Goethe fué un sobrehu- mino poeta y un egregio investigador: Eistein, el sumo pontí- fice de las matemáticas, es un artista prodigioso. Dostoiewsky se anticipó a la psiquiatría y a la ciencia penal actuales. Sus per-