Página:Salvador Esquema sexual.djvu/249

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida

ESQUEMA SEXUAL 249

la población, que resulta, relativamente, la juventud más mo- ral y más sana que jamás hubo en el mundo".

Lindsey ha consagrado preferente estudio al importantísimo problema de la educación sexual. Su larga práctica en lcs tri- bunales infantiles de Estados Unidos, su extraordinaria ge- nialidad, su fino sentido psicológico, la confianza que supo ins- pirar a los niños, hacen que Lindsey sea una de las autorida- des más altas en la cuestión sexual, socialmente considerada y uno de los pensadores más vigorosos de nuestra época.

Como Freud, Lindsey opina que es grande el daño que los padres hacen a sus hijos al ocultarles la verdad sexual. Ya Con- fucio dió, en siglos remotos, un consejo análogo. La ciencia ha dado razón al filósofo chino.

Dice Bertrand Russell: “Una gran parte del odio y bajas pa- siones que hay actualmente en la humanidad, se debe a una ética sexual errónea y a la mala educación sexual. Es indis- pensable para el porvenir de la civilización, una ética sexual mejor. De ahí que la reforma de la moralidad sexual sea una de las necesidades vitales de nuestro tiempo”.

La moral convencional impone sus tabúes desde la niñez. Muchísimos padres, cuando el niño tocaba sus genitales, le di- jeron: “Preferiría verte muerto que haciendo eso”.

Al niño que toca a menudo su sexo o se masturba, se le ase- gura que se volverá loco. El niño siente, pues, una profunda | emoción de culpa, de terror y deseo, asociada con las cuestio- nes sexuales. Esta asociación llega al inconsciente y forma el germen de futuras neurosis,

Ni la culpa, ni la vergienza, ni el miedo deben dominar la existencia del niño. No hay que esconder las manifestaciones de su vida instintiva. No sepultar en el inconsciente impulsos que jamás pueden morir.

En la adolescencia son mayores los estragos que causa una mala educación sexual. Muchos niños se aterrorizan cuando se presentan por primera vez poluciones nocturnas. Constituye este fenómeno su obsesión, debido a los prejuicios que se les ha ínculcado. Al mismo tiempo sueñan en un amor románti- co que se les ha enseñado como desligado del sex.

Entonces se pueden producir graves trastornos nerviosos. “Me inclino a creer —añade Russell—, que la inferioridad in- telectual de las mujeres, hasta donde llegue, se debe principal-