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SENADO CONSERVADOR

descarnado. El ladron es imposible que facilite la cosa robada.

P. —Sigamos con los derechos de los hombres. ¿Qué es propiedad?

R. —Los pronombres adjetivos mio, tuyo, suyo i nuestro, sirven para esplicar claramente lo que es propiedad. Mis piés, mis manos, mis industrias, son mios porque no son tuyos, ni de los españoles, porque no son suyos. Este suelo americano es nuestro, porque no es de los españoles. Vedlo que es propiedad.

P. —¿I cómo atrepellaron este derecho los españoles?

R. —Lo atrepellaron juntamente con el dere cho de libertad. Porque los americanos i especialmente los indios no son propietarios de sus tierras, de sus manos, ni de sus piés, ni aun de su sueño; pues los hacen sacar tesoros de las profundidades de los montes, para engrandecer a la España i satisfacer el lujo, pompa i codicia de los tiranos. Ningún americano es propietario de su industria ni de su libertad para poner i trabajar una miserable fábrica i aprovecharse de las mas ricas i abundantes producciones de núestro suelo. Las materias primeras del lino, lanas, sedas i algodones están arrojadas en nuestros campos porque los españoles no quieren que las gocemos. En los pueblos del Perú, provincia del Cuzco, nadie puede poner un desdichado batan para abatanar la pobrísima bayeta de Chorrillos (que se llama comunmente puicote) sin licencia del rei. A este tenor son tantos i tan crueles los ataques i prohibiciones de los españoles contra la propiedad i libertad de los americanos, quepodia contar de pronto mas de doscientos i cincuenta modos de saquear, usurpar, estenuar i empobrecer a los inocentes americanos, por los canales de la Iglesia, de la relijion, del comercio i del Estado.

P. Estoi tan bisoño que necesito mas claridad. Hágame, pues, ver algunos de esos canales de ladronicio.

R. —La distribucion de toda clase de empleos arrastraba los caudales de ambas Américas a la España. Un ministro llamado Godoy con éstas juntó muchos tesoros, según testifican los mismos españoles. Corrompido de este modo el Gobierno, el robo ya no era solamente vicio sino sistema, i se hacia un ensarto i cadena de ladronicio, pues los compradores se hacian revendedores i regatones.

P. —¿Qué tales tragaderos tenia el Estado?

R. —Absorbía un monton mui grande de las propiedades de los americanos con sus estancos, tributos, alcabalas, bulas, barajas, papel sellado, tabaco i otros ramos que llegan a treinta i dos. El azogue del Almaden o del Histrico en Alemania no tenia mas costo al Estado que el de doce pesos i reales el quintal, i era vendido a setenta i tres al pobre minero o azoguero americano, que no tenia para subsistir mas que este aspirado recurso, o algún desdichado o mendicante oficio mercenario, de zapatero, herrero, peón, etc.

P. —I el canal del comercio de jéneros ¿qué tal ha sido para desnudar a los miserables americanos de sus propiedades i de su industria?

R. —Ya sabrás que las artes i ciencias se abandonaron en la España, porque esto costaba trabajo i aplicacion; i así tomaron los españoles otro medio mas fácil de comerciar i adquirir, i era comprar de las otras naciones de la Europa los trapos i mercerías i revender a sus esclavos en los subidos i exorbitantes precios que quería su codicia, poniendo para esto trabas i estorbos para que los americanos no comercien con los demas europeos, sino con estos abarcadores i monopolistas. Por aquí puedes colejir qué tan ancho i profundo era este canal para quitarles a los americanos sus propiedades, su libertad i tenerlos siempre de pordioseros i mendigos.

P. —Se estremece la humanidad al oir estas crueldades. Sigamos adelante. ¿Qué es seguridad?

R. —Es la garantía, confianza e indemnidad de no ser ofendido ni dañado en la adquisicion i conservacion de nuestras personas i derechos. Si esta confianza es respectiva a la comunidad o jeneralidad, se llama seguridad pública; i si es relativa a una persona privada, se denomina seguridad individual.

P. —I ¿cómo nos privaron los españoles de este derecho tan sagrado i tan natural, pues ni las bestias carecen de él?

R. —Con prohibiciones. Entre ellas, la primera, que no tengamos fábricas de armas, ni las compremos i usemos. Segunda, que los indios no anden a caballo, como se observa en el Perú; i solo se ha permitido en estas provincias por la necesidad de estos animales para el manejo de las estancias. Tercera, proveyendo a la América de gobernadores españoles i de la total confianza de los tiranos. Cuarta, sembrando las divisiones, odios i menosprecios recíprocos entre las diversas castas que habitan este suelo. Fuera largo referirte otras trampas o tramoyas; i todo al fin i objeto de que nuestras miserables personas i tristes haberes no gocen seguridad i estén bajo la discrecion i antojo, despotismo i voluntariedad de los tiranos.

P. —Los tigres, los leones, los toros, las víboras, los alacranes i demás animales, para su seguridad tienen sus armas. ¿Solamente el americano parece un triste cordero?

R. —Me agrada la comparacion, porque realmente es así como dices; ya veo que estás despertando a ver este sagrado derecho de la seguridad.

P. —I ¿no será cumplido garante de este derecho la nueva Constitucion española de las cortes de Cádiz, i otras cédulas en que nos ofrecen primores a los americanos i restituirnos las cosas que reclamamos? [1]

  1. ¿No oyes a los pocos entes españoles, que habitan, por castigo de nuestras culpas, estas provincias, las balandronadas i amenazas con que nos quieren intimidar, diriendo: Sí, ya vendrán diez mil hombres de Espaila, i les daremos seguridad; déjale no mas, ya sabrán lo que es seguridad: déjate no mas, ya sabrán lo que es seguridad