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SESION DE 18 DE MAYO DE 1827

contestarse que la Comision o Senado que se deje, será encargado de entender en este i otros negocios. Pero, a mas de que el Congreso no puede trasmitir sus facultades a otro Cuerpo, debe considerarse que los manejos en un Senado siempre son peligrosos, i que, siendo su número corto, es mas fácil de corromper.

Miéntras ha existido el Congreso, los pueblos han recuperado en gran parte sus derechos, mediante las leyes que ha dictado; la opinion pública se formaba tanto por la publicidad de las sesiones como por los diversos periódicos que se daban a luz. Estos llegaban ya al número de nueve o diez; en el dia, se ven reducidos a dos. Las causas que hayan influido en la cesacion de los demás, son fáciles de colejir. La una, es la revocacion que el Ministerio ha hecho del decreto del Consejo Directorial, conforme al que el Gobierno se suscribía a doscientos ejemplares de todos los periódicos, abonándolos a razon de seis pesos por cada doscientos pliegos. Este sabio decreto exoneraba a los periodistas de la mitad del costo de impresion, i siendo regularmente ciudadanos de cortas facultades, es verosímil les retraiga la falta de ese auxilio. Lo mas notable es que tan benéfico decreto se ha convertido en daño público, por la reserva que el Ministerio hizo de que subsistiria la suscricion en tres periódicos a eleccion suya. Y ¿a quiénes preferirá el Ministerio? Seguramente a los que sostengan sus resoluciones, no a los que las impugnen.

Tambien se asegura que el estanco ha comprado cinco imprentas, de modo que no solo habrá el horrible i desnaturalizado monopolio de la industria, sino también el de las luces. Todo el público ha sentido la repentina cesacion en la parte política del periódico titulado Telégrafo, de Valparaíso, que tanto contribuía a difundir las luces.

¿A todo esto se pretende ahora agregar la disolucion del Congreso? ¿Se quiere que, a mas de cesar los periódicos, se acabe también este Cuerpo, en el que se ventilan i discuten con publicidad los derechos sagrados de la Nacion? ¡I en qué tiempo! Cuando todavía está por constituirse. Yo vuelvo a repetir que éste es el caso en que las provincias reasuman su soberanía, i creo firmemente que, para que otro Congreso (si el actual se disuelve), pueda constituir la República, es necesario que de antemano se hallen en la plena posesion de sus derechos; de otra suerte, no deben esperar, de cuantos Congresos sucedan, que, o una Constitucion opresora i en favor de las clases privilejiadas i de los aspirantes, o el que sean disueltos de un modo indecoroso i degradante al país, como todos los que han precedido.

Yo no temo males de que las provincias reasuman su soberanía; espero mas bien bienes; si otros los temen, no insistan en que se disuelva el Congreso, i no habrá caso. Es mui vano efujio decir que ya nada puede hacer este Cuerpo. Todos saben que mas de las tres cuartas partes de sus miembros están unidos para disolverlo. ¿Y por qué esa unióon no la tienen para constituir el país, a cuyo objeto han sido enviados? ¿Será posible que haya union para lo que le perjudica, i no para lo que le produciria el mayor bien? Opino, pues, por que se deseche el proyecto [1].

El señor Benavente. -No pedia la palabra para contestar al discurso que acaba de pronunciarse, sino para pedir que se contraiga la discusion a los artículos presentados. La mocion, tiende, en verdad, a que se consulte a los pueblos la forma de gobierno por que quieren constituirse, i se resiste entrar en materia, so pretesto de que se quiere la disolución del Congreso. Se quiere ahora lo que tantas veces se ha propuesto, que es la consulta. Un señor sospecha que todo sea un tiro a la federacion, objeto querido de los pueblos; puede ser que así sea, porque para mí es el objeto aborrecido, i esta discordancia de opinion la dirimirán los pueblos en respuesta a la consulta. Si ésta fuese sancionada, ¿qué quedaria haciendo el Congreso? Deberá recesar; i si recesa, ¿cómo quedará el Gobierno? Se le deberá dejar una comision que vele sobre él, que le ayude a administrar la República, etc. Hé aquí cuestiones que pueden i deben nacer de la sancion del primer punto. Ellas son consecuencias de nuestros principios i circunstancias. Un señor ha pasado en revista los autores políticos, i cree en todos encontrar doctrinas que apoyan su opinion. Tal vez yo las encontraria mas fuertes para la mia. Se buscan, señor, razones, i en su falta se ocurre a declamaciones e invectivas. Ya se oye que el influjo de la aristocracia, ya que el del estanco son la májia que todo lo obra; pero son palabras vacías que nada mas dicen, que el deseo de concitar las pasiones contra las providencias que pueden enmendar la suerte del país como la consulta. El mismo orador se convierte despues en calumniador de personas privadas. ¡Compra de cinco imprentas! ¡Estanco de luces! ¡Proyecto de atribuciones que se llamó testamento! ¿A qué viene todo esto? ¿Se pretenderá zaherir con ello? Inútil tentativa. Dice un señor diputa

  1. Las opiniones de los publicistas citados en este discurso i que al pronunciarlo solo se indicaron en compendio, se han transcrito a la letra para mayor claridad; se advierte tambien que, estando para armarse el segundo pliego de esta sesion, se sustrajeron de la imprenta los orijinales; con este motivo, ha sido necesario estraer este discurso segunda vez de la traduccion del taquígrafo. Los demás están en los mismos términos que sus autores los corrijieron porque estaban ya armados, i el último aun no se habia entregado at impresor; esta ocurrencia hace ver que será difícil continuar la redacción i tambien porque los discursos necesitan correjirse por los mismos que los pronunciaron, a causa de su inexactitud, por la poca práctica del taquígrafo, que recientemente ocupó este destino, i que, en su defecto, se dará a luz un manifiesto que, instruyendo a los pueblos de sus derechos, les descubra las verdaderas causas de la disolución de un Congreso, que tan dignamente principió sus funciones lejislativas.