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SESION DE 9 DE JUNIO DE 1828

cultades de alguna consideración, por la complicidad de sus negocios, para cumplir con aquella soberana resolución, tiene el honor de anunciar al señor Secretario que ella tendrá el cumplimiento debido.

El infrascrito se complace de poder ofrecer con este motivo al señor Secretario del Congreso Nacional las consideraciones de su aprecio. —Santiago de Chile, Junio 7 de 1828. —J.Ignacio Sánchez. —Señor Secretario del Congreso Nacional, don Francisco Fernández.


Núm. 73

Es en mi poder la apreciable nota de V. S. fecha 4 del actual, en la que me comunica que la Representación Nacional instruida de estar realmente enfermo quiere diga si podré incorporarme luego a la Sala. El estado decadente i verdaderamente mórbido en que me ha dejado la fiebre aguda de que he adolecido, creo no me permita el honor i placer de incorporarme con prontitud, a pesar de mis deseos.

Aprovecho esta ocasion de saludar a V. S. con espresiones del mayor aprecio. —Santiago, Junio 6 de 1828. —Doctor Diego Antonio Elizondo. —Señor Diputado Secretario del Soberano Congreso, don Francisco Fernández.


Núm. 74

Desde que tuve noticia del nombramiento que habia hecho en mí el pueblo de Valdivia para que lo representase en el Congreso Nacional, me resolví a no aceptar este encargo en manera alguna. Razones mui poderosas, i que no debo hacer presentes por ser puramente personales, me impelieron a abrazar esta anticipada resolución. Sin embargo, al considerar las recomendables reconvenciones que se me han hecho por el conducto de V. S. para que concurra a incorporarme entre los Diputados de la Nación, he procurado con empeño sobreponerme a mi resolución, pero la fuerza de las razones que me asisten, mis circunstancias particulares, i, sobre todo, el intimo conocimiento de que mi concurrencia a la Sala es de ninguna importancia, me han hecho llevar adelante mi primera decision.

Hace mucho tiempo que por conservar mi tranquilidad, por establecer la carrera con que precisamente debo conservar mi subsistencia, me separé del círculo de los asuntos políticos, cansado de sufrir disgustos i de cargar con enemistades odiosas sin haberlas yo excitado. A V. S., así como a todo el Congreso, es constante la intervención que se me ha querido dar en algunas ajitaciones de partidos, el espíritu de prevención que se ha difundido contra mi, i las imputaciones injuriosas con que se me ha calumniado. Aunque tengo la suficiente serenidad para considerar todo esto en su verdadero mérito, me falta para presentarme a sufrir un desaire que se me asegura se ha preparado en secreto.

Se me ha dicho que hai la intención de tachar mi persona al recibirme del cargo, por la acusación que interpuso contra mí el año pasado uno de los Diputados del último Congreso, por infracción de leyes en el desempeño del Ministerio del Interior de que me hallaba encargado. Ciertamente, el alto carácter de un Representante Nacional seria degradado si se invistiera con él algún individuo acusado de infractor de leyes, i mal puede conciiiarse la facultad de lejislar o de constituir en aquel contra quien se ha dirijido una acusación de semejante naturaleza. Bien conozco que por ninguna declaración anterior se me puede impedir el que ocupe asiento entre los representantes de la nación; pero la calidad i la importancia de la causa no podrá ménos que hacer vacilar la resolución del Congreso si se alega para no recibirme, i en el entretanto, no podrá V. S. negarme que mi posicion no debe ser ni agradable, ni decorosa.

Dando, pues, toda la importancia que merece la acusación para ser considerada como una causa poderosísima que me impida desempeñar el cargo de Diputado, lo hago presente a V. S. como un motivo en que fundo la renuncia que desde luego hago de la Diputación de Valdivia i a fin de que V. S. pueda presentarla a la Sala con la estension necesaria, tengo el honor de incluirle los dos impresos en que se publicaron la acusación i mi respuesta.

Sin duda el pueblo de Valdivia, que se dignó honrarme con sus sufrajios, no tuvo noticia de esta ocurrencia que me inhabilitaba para desempeñar el cargo que se dignó confiarme, i como hasta ahora no haya yo recibido nota alguna en que se me hubiese avisado el nombramiento, quizá por algún estravío, no he tenido ocasion de imponerle este impedimento, que por otra parte habria sido inútil porque la calificación de las renuncias corresponde al Cuerpo Nacional.

Al dirijir a V. S. esta renuncia, he querido no solamente salvarme de representar un papel nada decente, sino también manifestar cuál es el respeto que tributo al carácter de Representante Nacional, pues en mi conciencia este cargo debe desempeñarse por hombres irreprensibles en su vida pública i hallándome acusado por el desempeño de uno de los altos destinos del pais, no debo incluirme en ese número. Esa acusación es un hecho que no debiera haberse remitido al silencio, porque sean cuales fueren las cualidades del acusado, la fama del acusador, la dignidad del Congreso ante quien fué interpuesta i el ser el primer suceso de esta clase ocurrido en Chile, habian presentado la ocasion de ofrecer a los M. M. un ejemplo importante de la delicadeza i circunspección con que debe procederse en el servicio de unos destinos de tanta