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SESION DE 14 DE JUNIO DE 1833

1833.—JOAQUÍN PRIETO. —Joaquín Tocornal. —Al señor Presidente de la Cámara de Diputados.


Núm. 7

Se ha mandado tomar razón en las oficinas que corresponde, del nombramiento de oficial mayor, hecho en don Antonio Jacobo Vial por renuncia de don Ventura Marín i dado las órdenes convenientes para que se pague a los empleados en la secretaría de esa Cámara desde el dia en que abrió sus sesiones.

Lo que pongo en noticia de V. E. en contestación a su nota fecha de ayer.

Dios guarde a V. E.—Santiago, Junio 8 de 1833. —JOAQUÍN PRIETO. —Joaquín Tocornal. —Al señor Presidente de la Cámara de Diputados.


Núm. 8

Don Juan Lay i don José Coupelon, naturales de Francia, avecindados en esta capital, han elevado al Gobierno el memorial adjunto, solicitando un privilejio esclusivo por el término de 10 años para trabajar las minas de mármol, jaspe i piedras preciosas, cuyo beneficio es enteramente desconocido en Chile.

La importancia de este proyecto i las ventajas que reportará al pais, abriendo este nuevo canal a la industria indíjena, inclinan al Gobierno a recomendar al Congreso la concesion de una gracia, que no perjudicando a nadie, servirá de estímulo poderoso para promover empresas de igual naturaleza.

Dios guarde a V. E.—Santiago, Junio 12 de 1833. —JOAQUÍN PRIETO. —Joaquín Tocornal. —Al señor Presidente de la Cámara de Diputados.


Núm. 9[1]

Excmo. Señor:

Don Juan Lay, profesor ebanista, i don José Coupelon, profesor dentista, ámbos naturales de Francia, avecindados en esta capital, con nuestro profundo respeto ante V. E. esponemos: que tenemos proyectado abrir i establecer un nuevo trabajo e industria mineral, de la que debe reportar Chile grandes ventajas. Para ello hemos entablado compañía de accionistas, a fin de reunir nuestros capitales, conocimientos i arbitrios necesarios que aseguren la empresa, i repartiendo entre varios los riesgos i pérdidas, se haga mas soportable. Empero, nos arredran aun las dificultades que hai que vencer en todo nuevo establecimiento, i principalmente las que han retraído en veinte años de comercio libre a muchos hábiles emprendedores de acometer una rica industria que la naturaleza ostenta risueña en este afortunado clima. Sin embargo, todo será allanado dispensándonos el Gobierno i la Soberanía Nacional, su alta protección que imploramos. Protestamos que nada exijimos que no sea conforme con la Constitución i leyes del pais o, por mejor decir, que no emane i parta de ellas mismas. Una administración tan liberal i tan celosa de promover los adelantamientos i prosperidad pública, no puede ménos de acojer benignamente nuestra petición sumisa. Palpando la feracidad del territorio que rije, su pingüe agricultura i minería, conoce que su pueblo predilecto por la naturaleza, está llamado a ser rico, feliz e independiente con envidia de las demás naciones. A su saber esclarecido no puede ocultarse tampoco que el grande impulso que le debe dar para el desarrollo de tamaña fortuna, no tanto consiste en fomentar la esterior, como el progreso de la industria i producción del interior. Cada nuevo ramo de ésta estimula los demás con independencia absoluta del estranjero; pues con ella se aumentan los consumos i pedidos. Producir es preciso para consumir; pues no se compran productos sino con productos; al paso que el comercio i consumo del estranjero es siempre infinitamente ménos considerable que el comercio i consumo del interior; aun sin fijarse en la estabilidad i seguridad con que aventaja éste a aquél. Es incalculable la influencia benéfica que sobre todos los ramos de industria acarrea la plantación de una nueva. Penetrado de estos principios, V. E. se afana por crear i dar impulso a las producciones indíjenas.

De aquí los privilejios que a manos llenas se apresuró a dispensar al cultivo del lino i del cáñamo, i premios a los introductores o inventores de máquinas que mejoren sus beneficios; de aquí también el privilejio esclusivo para una fábrica de cristales i otras prerrogativas que, avivando las esperanzas de los emprendedores, los estimulan a descubrir o plantear industrias que estaban abandonadas o desconocidas.

Nadie ignora que la abundancia i copiosidad de los mineros de Chile no solo se cifra en los apreciadísimos i resplandecientes metales, sino en cuantos fósiles enjendra ubérrima naturaleza; i que sus minas de mármol, jaspe i piedras preciosas, nada tienen que envidiar a las mas bellas i ricas de la Europa. Pero, para su esplotacion i beneficio, arredra la competencia con naciones tan viejas i adelantadas. Todo es preciso procurárselo de ellas mismas para la empresa en que se las quiere rivalizar. Profesores, artistas, máquinas, instrumentos i preparativos, todo se ha de traer de allá. Mas ¿quién por sí se atreverá a hacer estas anticipaciones i vencer tanta dificultad, sin contar con la ayuda i favores, sin contar con el apoyo sólido i garantía del Gobierno Supremo

  1. Este artículo ha sido tomado de El Araucano número 145, del 21 de Junio de 1833. —(Nota del Recopilador.)