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CÁMARA DE DIPUTADOS

alturas para pensar en los lectores ménos profundos, o contraidos a ciertas especialidades, i ponerlos al corriente de lo que pasa: observar cada buque que llega, i devorar inmediatamente las pájinas de El Times, o de El Comercio de Lima, de El Jornal do commercio o de El Debats, de periódicos de España, o de la Oceanía para trasmitir inmediatamente a los lectores lo que en otras partes se hace i se piensa; el de averiguar cuanto ocurre de interes público en las oficinas, en las calles i plazas para anunciarlo al momento ¿cómo? estudiando las palabras, i limando las frases para no herir esta susceptibilidad ni chocar con aquella pretension.

Esta tarea no es del dia, es de todos los dias. Hai reposo, hai descanso para todas las otras funciones; para la prensa no la hai. Es permitido fatigarse en otros trabajos, en el de la prensa no. "Fuerza es velar por los que duermen i en medio de la indifeiencia i de la apatía, conservar el calor de las propias convicciones, i la enerjía del alma: es preciso despreciar la calumnia, arrostrar los sinsabores, hacer frente a las hospitalidades, luchar contra el odio de unos, contra la preseindencia de otros, i aun contra las injusticias mismas de los amigos. Es preciso hablar cada dia, i seguir los hechos del momento, durante las sesiones, tomar uno por uno los proyectos, hacer sentir su importancia, seguir asi duamente los debates, i despues de una emocion muchas veces de pesar o de un mortal fastidio, analizar los argumentos para combatirlos o apoyarlos. Es preciso hablar otra vez, hablar sin cesar aun despues que los tribunales se quedan en silencio i agotar el propio caudal cuando los sucesos se presentan monótonos i los pueblos inmóviles: llevar el fardo siempre a cuestas, gastar las propias fuerzas, devorar la vida, violentar la intelijencia para dar abasto a un trabajo que renace cada día. He ahí el peñasco que está condenado a hacer rodar el periodista; he ahí la obra abrumadora que debe ejecutar, i es preciso que esta obra se lleve a cabo, sin poder nunca volver sobre sus pasos i sin el consuelo siquiera de esta fama que es la grande ambicion de todos los productos intelectuales. Escribirá cien volúmenes, i no quedará ni una línea sola que lleve su nombre; pensamientos, palabras, improvisaciones rápidas, o escritos estudiados, todo lo que él confie a esta hoja efímera, desaparecerá en un torrente que va a dar al abismo del olvido.

Al hacer estas observaciones no pretendemos ensalzamos, hablamos de nuestros propósitos, de nuestras tareas i no del modo como las desempeñamos. Luego trataremos de los servicios que hace la prensa de Chile, i la compararemos con las de otras partes; luego discutiremos cuál es mas independíente, si la prensa o las Cámaras, puesto que se nos obliga a tan desagrable polémica; dónde se halla la servilidad en nuestro pais, si en la prensa, o al lado de los empleos: cuáles son mas patriotas, si los jóvenes que escriben, errando i aprendiendo, o los estacionarios que los silban: cuáles en fin, piensan mas en puentes i caminos, si los oradores o los escritores, i llamamos escritores no sólo a los periodistas, sino a los muchos que ocupan de afuera las columnas de los diarios. Pero ántes de esto queremos deshacer algunas equivocaciones sobre nuestro papel. Hablemos de El Mercurio, hablemos de esa decantada proteccion del Gobierno i de la mordaza que le impone, mostremos lo que es la redaccion i lo que es la prensa i cuáles son las relaciones de ámbas con el poder; violemos en fin el secreto de nuestras casas domésticas, ya que así lo exije una circunstancia bien séria: el crédito de la prensa de Chile.

La proteccion del Gobierno a El Mercurio se reduce a comprarle doscientos ejemplares por la mitad de su precio. Toma a medio real cada uno de ellos, i por consiguiente no son $600 los que paga mensualmente a la empresa, sino trescientos setenta i cinco. A mas de esto, El Mercurio está obligado a rejistrar en sus columnas todos los actos oficiales, es decir, a hacerle al Gobierno una segunda edicion de El Araucano; condicion cuyo gravámen no conocen muchos lectores, porque creen que las redacciones no tienen con qué llenar las diarios, pero que en realidad es pesada, porque sobran cuando ménos folletines i artículos de variedades que copiar i esta clase de materiales agradan mas al jeneral de los lectores, i mui especialmente a los estranjeros que son los que en realidad sostienen a El Mercurio, i a quienes mas debe complacer, que un largo reglamento de caminos, por ejemplo, i que la mayor parte de los decretos, cuya importancia no está al alcance de todos.

Hace ya dos meses que se queja el público de la vaciedad de nuestras columnas, i no somos dueños de amenizarlas, porque nos abruma la obligacion de reproducir los debates de las Cámaras, i los numerosos actos oficiales.

Entre tanto el Gobierno consigue con su suscripcion a El Mercurio dar una circulacion completa a sus actos en el esterior, lo que no puede conseguir por medio de El Araucano, por mas que lo reparta gratis.

En un pais en que la prensa es naciente, los periódicos especiales nadan valen. Un papel compuesto sólo de decretos, i desnudo de noticias, de materiales amenos, de cosas del momento, i si se quiere sin futilezas, circula lentamente, i mas parece libro que periódico: se le da de valde, i sin embargo no lo leen.

Con su suscripcion a El Mercurio, consigue el Gobierno mezclar lo útil i lo agradable, i obliga a leer a los Diputados, a los jefes políticos i a los jueces.

Consigue espacio las luces con doble ménos costo que el que esas luces, buenas o malas, en el mercado tienen.

En una palabra, hace una especulacion para