Página:Siluetas parlamentarias.djvu/119

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido corregida

Y no se crea que Olmedo pecó á sabiendas. Líbrenos Dios de hacerle semejante agravio!

Olmedo pecó por exceso de temperamento, por el deseo fácilmente esplicable de esas naturalezas apresuradas, sedientas de ruido, de brillo, de todo lo que dá fama y gloria, y que faltas de meditación y de estudio, se lanzan rápidas al campo de las lides intelectuales.

Olmedo pretendió dar un de pecho que resonara hasta Córdoba y justificara su elección de diputado resistida dentro del mismo círculo por fuerzas poderosas, y sostenida, con abnegación suprema que él debe agradecer siempre, por amigos que le profesaban sincero cariño.

Tan rudo golpe colocó á Olmedo en condiciones desventajosas en el seno del Congreso, cuyos miembros vieron desaparecer en el Diputado al joven animoso que en sus primeras armas no solo daba muestras de impericia, sino de esa falta de virtud cívica para seguir con viril aliento, á pesar de todo, las inspiraciones de la propia conciencia.

Algo peor acontecía allí en Córdoba, donde sus opositores ostentaban como justificativo de su conducta las palabras mismas de Olmedo, recordando antecedentes de club y otros actos