Página:Siluetas parlamentarias.djvu/212

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Y tan errónea como la versión corriente sobre esa diplomacia, es el juicio vulgar, no sobre lo que es, sino sobre el verdadero carácter que debe revestir el político.

Es casi un concepto teatral de la vida institucional de nuestro pais el que poseemos, y que suminisira abundante combustible á la roilleria parlamentaria, social y periodística del General Mansilla.

Santo y bueno que este prodigue su sátira contra la preocupación, pero no contra los que tratan de suplantarla.

Una cosa es la regeneración, que también él ha pretendido, y otra cosa es el romanticismo político.

Basta que el General Mansilla considere esto: si ha llegado á figurar entre los inevitables, y á veces entre los indispensables de la política, débelo mas á su palabra que á su espada.

Así, corta ó incisiva, como la usa en el Parlamento aun para lo trivial del arma moral y no de la toledana procede su renombre....

«Todo lo grande que ha hecho la Inglaterra, —decía un notable estadista,— así su prosperidad y poderío, como el haber atravesado victoriosa —sine clade victrix— las profundas convulsiones de la Europa, lo debemos al gobierno