Página:Tradiciones argentinas Primera serie.djvu/11

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— Ni siquiera un par de huérfanas para alcanzarle el mate de leche matinal —murmuró la mulatilla que por ahí andaba sacudiendo santos y flores de trapo viejo en el altar del arcángel.

No sólo sus cofrades le aplaudieron, sino los filántropos de entonces que sin lista impresa, ni bombo periodístico, hacían más caridad sin tanto ruido, y los señores González, Goyeneche, Ochoa, de Almarita, el obispo Agramonte, el gobernador Andonaegui, y hasta el mismísimo Rey, desde España, mandó agradecer por su desprendimiento a tan magnífico señor.

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Seis años después, todavía en el Capítulo celebrado el 25 de Noviembre de 1761, volvía a exponer Alvarez Campana, «que habíase visto en el empeño de pagar la obra, los gastos de alimentos, vestuario y muchas otras etcéteras, cual consta, no sólo á los hermanos, sino á toda la ciudad, llevando miras de fundar el Hospital de Mujeres y una Casa de Expósitos». Contestaron los presentes, testigos de cuanto refería y era notorio, como lo atestiguaron, y no habría quien lo niegue, declarando, que el patrono y fundador de dicho Colegio era y debía ser el señor Campana, pues que lo inició, lo ejecutó, recibía las limosnas, administraba sus cortos productos, corría con la fábrica del Colegio, y también con las colegialas