Página:Tradiciones argentinas Primera serie.djvu/19

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido validada
— 16 —

ofensor que tomando al calumniado de la mano presentara al público como inocente y le pidiera perdón por la ofensa, declarando tres veces en alta voz que no había tenido razón en su dicho.

A cumplir esta primera parte de la reparación dirigíase, cuando Campana, todo trémulo y emocionado, retrocedía á la vez que se le aproximaba el calumniador. Los sufrimientos y amarguras de largos años habían de tal modo consumido su físico, que agotada toda energía en la prolongada comprobación de su inocencia, desfalleciente el ánimo y quebrantada su naturaleza toda, al extenderse la mano para satisfacerle, se desplomó como fulminado por invisible conmoción, cayendo para siempre el anciano en el mismo sitio que se le había afrentado.

No fué que el honrado señor de Campana llegara á ser convicto de malversación de fondos, sino que la última justificación, marchando como suele la justicia, con pies de plomo, tardó tanto, tanto, que llegó al fin de sus días!

La calumnia mata, y ni es el único ejemplo que recuerda la crónica del siglo pasado. Esta tocó de rechazo á todos los que de más ó menos cerca tuvieron participación en tan escabroso berenjenal.

Hasta el prelado que amenazara al capellán de San Miguel con la excomunión en voga, si no