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II
Iremos á la Viña fecunda, inagotable,
Para beber á sorbos el vino del olvido;
Como la tarde pálida la aurora se ha extinguido
Y el mundo viejo brinda promesa deleznable.
Iremos de la margen hacia el triunfal decoro
De estanques silenciosos y sitios somnolentes,
Donde á la mar callada bifurca sus corrientes
Mudo y solemne río sobre la arena de oro.
Tú, la falaz Viviente! la de parlera boca,
Quisiste encadenarme entre la viña loca,
Mas yo rompí tu perfido lazo de amor sutil;
Fuera del tuyo, oh Muerte, todo el amor es vano,
Á quien conoce el místico país, ténue y lejano
Donde á otro azur se yergue la torre de marfil